lunes, 25 de abril de 2011

LITERATURA GRIEGA

11:32 by andino antuquelen ·
LITERATURA GRIEGA

El primer período de la literatura griega antigua es el que abarca desde sus orígenes hasta, aproximadamente, el siglo V a. C. Los primeros textos conservados son los aparecidos en la zona jonia y eólica, de donde proceden algunos de los primeros autores (Homero, Safo, Anacreonte). Las primeras creaciones griegas conservadas podemos organizarlas en torno a tres modalidades:

La poesía épica.-

Sin duda, los primeros habitantes de Grecia –Jonia, más exactamente- poseyeron una literatura de tradición
oral en la que se cantaban las hazañas bélicas de determinados héroes que encarnaban la esencia de la nación.

El máximo esplendor de este género llegará con Homero, autor de la Iliada y la Odisea, en el siglo VIII a. C. Las obras de Homero suponen la culminación de un proceso de composición iniciado con anterioridad, de manera que la crítica filológica no considera al autor jonio el autor primero de los dos poemas épicos, sino el refundidor de la antigua tradición épica oral.


Homero.  

Homero es el nombre tradicionalmente asignado al autor de la Iliada y la Odisea. Nada se sabe de su persona, y de hecho algunos ponen en duda que sean de él estas dos obras. Sin embargo, los datos lingüísticos e históricos de que se dispone, permiten suponer que los poemas fueron escritos en los asentamientos griegos de la costa oeste de Asia Menor, hacia el siglo IX a.C.

El texto moderno de los poemas homéricos se transmitió a través de los manuscritos medievales y renacentistas, que a su vez son copias de antiguos manuscritos, hoy perdidos. Pese a las numerosas dudas que existen sobre la identidad de Homero (algunos lo describen como un bardo ciego de Quíos) o sobre la autoría de determinadas partes del texto, como las escenas finales de la Odisea, la mayoría de sus lectores, desde la antigüedad clásica hasta no hace mucho tiempo, creyeron que Homero fue un poeta (o como mucho, dos poetas) muy parecido a los demás. Es decir, la Iliada y la Odisea, aunque basadas en materiales tradicionales, son obras independientes, originales y en gran medida ficticias.

Sin embargo, durante los últimos doscientos años, esta visión ha cambiado radicalmente, tras la aparición de la interminable cuestión homérica: ¿Quién, cómo y cuándo se compuso la Iliada y la Odisea?

Aún no se ha encontrado una respuesta que satisfaga a todas las partes. En los siglos XIX y XX los estudiosos han afirmado que ciertas inconsistencias internas venían a demostrar que los poemas no eran sino recopilaciones, o añadidos, de poemas líricos breves e independientes; los unitaristas, por su parte, consideraban que estas inconsistencias eran insignificantes o imaginarias y que la unidad global de los poemas demostraba que ambos eran producto de una sola mente. Recientemente, la discusión académica se ha centrado en la teoría de la composición oral-formularia, según la cual la base de los poemas tal y como hoy los conocemos es un complejo sistema de dicción poética tradicional (por ejemplo, combinaciones de sustantivo-epíteto: Aquiles, el de los pies ligeros) que sólo puede ser producto del esfuerzo común de varias generaciones de bardos heroicos.

Ninguna de estas interpretaciones es determinante, pero sería justo afirmar que prácticamente todos los comentaristas coinciden en que, por un lado, la tradición tiene un gran peso en la composición de los poemas y, por otro, que en lo fundamental ambos parecen obra de un mismo creador. Entre tanto,los hallazgos arqueológicos realizados en el curso de los últimos 125 años, en particular los de Heinrich Schliemann, han demostrado que gran parte de la civilización descrita por Homero no era ficticia. Los poemas son pues, en cierto modo, documentos históricos, y la discusión de este aspecto ha estado presente en todo momento en el debate sobre su creación.

La Iliada.-  

Las dos epopeyas narran hechos legendarios que supuestamente ocurrieron muchos siglos antes de la época en que fueron escritas. La Iliada se sitúa en el último año de la guerra de Troya, que constituye el telón de fondo de su trama. Narra la historia de la cólera del héroe griego Aquiles. Insultado por su comandante en jefe, Agamenón, el joven guerrero Aquiles se retira de la batalla, abandonando a su suerte a sus compatriotas griegos, que sufren terribles derrotas a manos de los troyanos. Aquiles rechaza todos los intentos de reconciliación por parte de los griegos, aunque finalmente cede en cierto modo al permitir a su compañero Patroclo ponerse a la cabeza de sus tropas. Patroclo muere en el combate, y Aquiles, presa de furia y rencor, dirige su odio hacia los troyanos, a cuyo líder, Héctor (hijo del rey Príamo), derrota en combate singular. El poema concluye cuando Aquiles entrega el cadáver de Héctor a Príamo, para que éste lo entierre, reconociendo así cierta afinidad con el rey troyano, puesto que ambos deben enfrentarse a la tragedia de la muerte y el luto.

La Odisea.-

La Odisea narra el regreso del héroe griego Odiseo (Ulises en la tradición latina) de la guerra de Troya. En las escenas iniciales se relata el desorden en que ha quedado sumida la casa de Odiseo tras su larga ausencia. Un grupo de pretendientes de su esposa Penélope está acabando con sus propiedades. A continuación, la historia se centra en el propio héroe. El relato abarca sus diez años de viajes, en el curso de los cuales se enfrenta a diversos peligros, como el cíclope devorador de hombres, Polifemo, y a amenazas tan sutiles como la que representa la diosa Calipso, que le promete la inmortalidad si renuncia a volver a casa. La segunda mitad del poema comienza con la llegada de Odiseo a su isla natal, Ítaca.

Aquí, haciendo gala de una sangre fría y una paciencia infinitas, pone a prueba la lealtad de sus sirvientes, trama y lleva a efecto una sangrienta venganza contra los pretendientes de Penélope, y se reúne de nuevo con su hijo, su esposa y su anciano padre.

El teatro griego clásico.-

Aristóteles sostenía que la tragedia griega se desarrolló a partir del ditirambo, himnos corales en honor del dios Dionisios que no solamente lo alababan sino que a menudo contaban una historia. Según la tradición, Thespis, el director de un coro del siglo VI a.C., creó el drama al separar en un ditirambo el papel del personaje principal del resto del coro: él hablaba y el coro respondía. Según Aristóteles, desde ese hecho sólo había que dar un pequeño paso hacia la evolución del drama como forma independiente con la incorporación de otros actores y personajes.

En el teatro griego se distinguen dos subgéneros muy diferenciados: la tragedia y la comedia. Siguiendo con
Aristóteles, la tragedia se caracterizaba por los siguientes rasgos:

a) Acción elevada, en la que los personajes y acontecimientos superan las situaciones comunes.

b) Acción completa que exige un conjunto de antecedentes y causalidades perfectamente claras y establecidas.

c) Lenguaje enriquecido y adornado.

d) Recurso a la piedad y el terror que han de experimentar los espectadores ante la acción representada.

e) Búsqueda de la catarsis, ya que el espectador ha de extraer la conclusión de que debe controlar sus pasiones y observar una serie de normas para no verse envuelto en situaciones similares a las de la acción representada.

Frente a la tragedia, la comedia se entendía como la representación de una acción más cercana a la vida cotidiana con un lenguaje cotidiano que busca constantemente la burla, la ironía y el humor.

La tragedia clásica.-
Durante el s. V a. C. se produjo un extraordinario desarrollo de la tragedia, sobre todo de manos de los tres
grandes dramaturgos del momento: Esquilo, Sófocles y Eurípides, cuyas obras conservadas solamente deben ser una pequeña parte de lo que en realidad debió representare en el momento.

A través de las obras de estos autores podemos observar como la tragedia va evolucionando. Ese proceso de evolución se observa, principalmente, en dos aspectos:

1) Teatralidad.- Desde formas más narrativas las obras van adquiriendo elementos cada vez más teatrales. Esto se comprueba, por ejemplo, en el aumento del número de actores en escena, que hacen avanzar la acción mediante el diálogo, en detrimento del coro, elemento teatral más narrativo.

2) Humanización.- Los personajes de la tragedia sufren a lo largo del tiempo un cambio que les lleva hasta comportamientos cada vez más cercanos a lo humano (el caso de Antígona es significativo, ya que manifiesta la aparición de un sentimiento de rebeldía contra la norma muy humano) que culminará en los dramas de Eurípides.

Los argumentos y motivos temáticos de las tragedias griegas conservadas pueden agruparse en torno a una serie de ciclos, pero nos centraremos en uno:

El ciclo de Tebas.-
Las obras pertenecientes a este ciclo versan sobre la leyenda de la ciudad de Tebas y de la familia de Edipo, castigado por su involuntaria culpabilidad, lo cual provocará su ceguera y exilio, así como la maldición de sus hijos: Polínices, Eteocles y Antígona.

Sófocles
Sófocles nació en Colono Hípico (hoy parte de Atenas) alrededor del año 496 a.C. Hijo de Sofilo, un
acomodado fabricante de armaduras, Sófocles recibió la mejor educación aristocrática tradicional. De joven
fue llamado a dirigir el coro de muchachos para celebrar la victoria naval de Salamina en el año 480 a.C. En
el 468 a.C., a la edad de 28 años, derrotó a Esquilo, cuya preeminencia como poeta trágico había sido
indiscutible hasta entonces, en el curso de un concurso dramático. En el 441 a.C. fue derrotado a su vez por
Eurípides en uno de los concursos dramáticos que se celebraban anualmente en Atenas. Sin embargo, a
partir del 468 a.C., Sófocles ganó el primer premio en veinte ocasiones, y obtuvo en muchas otras el
segundo. Su vida, que concluyó en el año 406 a.C., cuando el escritor contaba casi noventa años, coincidió
con el periodo de esplendor de Atenas.

Sófocles escribió más de cien piezas dramáticas, de las cuales se conservan siete tragedias completas y
fragmentos de otras ochenta o noventa. Las siete obras conservadas son Antígona, Edipo Rey, Electra, Áyax, Las Traquinias, Filoctetes y Edipo en Colono (producida póstumamente en el año 401 a.C.). También se conserva un gran fragmento del drama satírico Los sabuesos, descubierto en un papiro egipcio alrededor del siglo XX. Estas siete tragedias se consideran sobresalientes por la fuerza y la complejidad de su trama y su estilo dramático, y al menos tres de ellas Antígona, Edipo Rey y Edipo en Colono son consideradas unánimemente como obras maestras. Antígona propone uno de los principales temas del autor: el carácter de los protagonistas, las decisiones que toman y las consecuencias, a menudo dolorosas, de estos dictados de la voluntad personal. Antígona relata el rito funerario de su hermano Polinice, muerto en combate al desobedecer el edicto de Creonte, gobernador de Tebas. El entierro del hermano acarrea para Antígona su propia muerte, la muerte de su amante, Hemón, que no es otro que el hijo de Creonte, y la muerte de Eurídice, esposa de Creonte.

Sófocles es considerado hoy por muchos estudiosos como el mayor de los dramaturgos griegos, por haber alcanzado un equilibrio expresivo que está ausente tanto en el pesado simbolismo de Esquilo como en el realismo teórico de Eurípides. Se le atribuyen numerosas aportaciones a la técnica dramática, y dos importantes innovaciones: la introducción de un tercer actor en escena, lo que permite complicar notablemente la trama y realzar el contraste entre los distintos personajes, y la ruptura con la moda de las trilogías, impuesta por Esquilo, que convierte cada obra en una unidad dramática y psicológica independiente, y no en parte de un mito o tema central. Sófocles también transformó el espíritu y la importancia de la tragedia; en lo sucesivo, aunque la religión y la moral siguieron siendo los principales temas dramáticos, la voluntad, las decisiones y el destino de los individuos pasaron a ocupar el centro de interés de la tragedia griega

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